DON ANTÓNIMO
Don Antónimo
vivía en una casa
que no era
ni vieja, ni nueva,
ni alta, ni baja,
ni cara, ni barata,
ni bonita, ni fea,
ni blanca, ni negra,
ni limpia, ni sucia,
ni ancha, ni estrecha.
Don Antónimo no
sabía
si subir o bajar,
entrar o salir,
abrir o cerrar,
ir o venir,
reír o llorar,
hablar o callar,
ahorrar o gastar.
Don Antónimo no
estaba
ni alegre, ni triste,
ni cuerdo, ni loco,
ni contento, ni
enfandado,
ni feliz, ni infeliz,
ni despierto, ni
dormido,
Don Antónimo, un día,
se dio cuenta que su
vida
era un sinvivir.
Con algún
dinerillo compró
una casa normal,
-pero con buhardilla_
cogió gusto a subir y a
bajar.
La pintó de color y,
a la sombra, plantó en
el jardín,
mil violetas y, bajo el
balcón,
puso bungavillas.
Don Antónimo entraba y
salía,
cada vez que le
apetecía
y la casa cerraba,
cuando se acostaba
y la casa abría
al venir el día.
Y llorar, para qué...
Ya solo reía
Con amigos,
_dentro del
jardín_
hablaba y hablaba,
de noche y de día.
Más alegre y más cuerdo
que nunca,
desde entonces,
_tal y como cuento_
duerme a pierna suelta,
feliz y contento.
Carlos Blanco Sánchez
Salamanca, lunes 1 de diciembre de 2008
1 comentario:
Precioso, divertido y didáctico. Tus alumnos tienen que estar encantados. Un abrazo
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